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viernes, 29 de abril de 2016

Del creyón al lápiz.




Desde que empezamos en el aprendizaje se vuelcan a nuestra vista y uso de nuestras manos los creyones, lápices de colores llamativos primarios origen de la naturaleza, reflejos al arco iris amarillo, azul, rojo, verde, morado…que nos seducen a imaginar de aquello…
lo inmediato que percibimos en la imaginación rayas con rayones de inicio pero que tienen su sentido y así quedan, luego atrae de realidades contiguas figuras son en primer lugar mamá y papá de repente abuelitos, por supuesto los juguetes preferidos o imágenes en dibujos de esa cartilla nuestro primer libro de letras, una casita, el árbol, las nubes, frutas, animales en que de todo esto no importa como lo hacemos sino el significado aunque no sea entendible, porque  borrar estaríamos en negar aquello de imaginario en que solemos ser normales de una distorsión por repetición, más que por imaginar lo inimaginable, que pasaría por la consulta psicológica infantil,  como preámbulo a la actuación social preferente y común a los pocos que completa el coeficiente como contrario,  por lo tanto nunca iniciamos corrigiendo hasta que la razón esté preparada a la disciplina, que causa stress de mal humor, contradicción, hasta llegar a lo ideal preciso a nuestros limitados sentidos en entenderlo y así vamos a través del tiempo en que crecemos… se siguen aprendiendo cada quién sus creyones de imaginación en un imposible no borrar y otros que solo vale lo que en sí mismos ven correcto su dibujo a mano alzada su perfección…
 Imaginación más que realidades es lo común que hacen y nos hacen de la vida maravillas  que se desvanecen al movimiento del borrador desgastado de rutina, acaso no fue preciso desde el inicio corregir o desde la razón dejarla ser?
 Hojas sueltas e inexistentes ya en la bio degradación de desechos, en que unos fueron realidad del momento en que admiradas fueron… sobre el oleo de la inocencia… que cuelgan en la satisfacciones del recuerdo y otros se desvanecen al paso del tiempo que descolora un amarillo viejo, comprendemos que ya no somos, ni usamos, creyones pero…, es que, hemos pasado a lápices negro, azul para la razón fría, que nos sirve para dibujar nuestras Firmas sobre hojas como parte de nuestra existencia, en donde vemos que, muchas de las firmas solo son entendibles para su creador en su    imaginación y así se acepta y no se permite borrar. 



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